¿Por qué los frentes se llaman frentes?
Cuando el presentador del tiempo nos explica en la televisión que llega un frente, todos sabemos a qué se refiere. Lo que desconocemos es el origen de este nombre, cuya historia no es muy agradable.
En España conocemos muy bien los frentes. La mayoría suelen entrar por Galicia y recorren gran parte de la península, regando de forma paulatina nuestras tierras de oeste a este. Dependiendo de su potencial, pueden llegar al Mediterráneo en forma de nubes residuales o bien reactivarse y dejar importantes lluvias.
Un frente es, a grandes rasgos, una zona delimitada que separa dos masas de aire que tienen distintas temperaturas y se manifiesta con una gran área de nubosidad. Esta masa nubosa avanza de forma organizada en el mismo sentido y con una velocidad habitualmente constante.
Un lenguaje militar
En nuestro día a día usamos palabras y expresiones relacionadas con el mundo bélico y no nos damos cuenta de ello. Quién no ha oído a hablar de una guerra interna en un partido político, una batalla judicial, una tregua en un conflicto, rendirse antes de tiempo, una tropa de gente, una bala envenenada, un despliegue de medios, una batería de preguntas, un capitán de un equipo de fútbol o un campo de batalla.
Con los frentes meteorológicos estamos en el mismo caso. Tanto en un frente militar de defensa o de ataque, la disposición de las tropas es organizada y parecida a la forma que adquiere la zona nubosa que separa dos masas de aire.
Fue el meteorólogo sueco Jacob Bjerknes (1897-1975) quien bautizó así a los frentes en su descripción del modelo de borrascas que entendemos hoy en día. Fue uno de los padres de la predicción meteorológica e hijo de meteorólogo. En la Segunda Guerra Mundial fue Consultor Civil de las Fuerzas Aéreas.
Del campo de batalla a nuestro día de día
El bolígrafo, la maquinilla de afeitar, el reloj de pulsera, la comida en conserva, la gabardina, la fregona, el microondas, o los actuales GPS, han tenido un pasado militar antes de incorporarse a nuestro día a día. Creados inicialmente para el campo de batalla, nos hacen en estos momentos la vida mucho más fácil.
Aunque duela admitirlo, solo en tiempos de guerra los países invertían grandes cantidades de dinero para que científicos pudieran desarrollar nuevas tecnologías y materiales con los cuales poder ganar al enemigo. Es en estas épocas cuando la ciencia, desgraciadamente, más ha avanzado.
Fuentes: Divulgameteo.es, The New York Times, Europa Press y tiempo.com